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Mi Pregunta desde Casa

¿Qué ejercicios a nivel sistémico se pueden hacer para no tener la sensación de que todo se desmorona porque ya no operamos (trabajo) de la forma que lo hacíamos?

Para mí, la esencia del enfoque sistémico es siempre ver, reconocer lo que está ahí. Independientemente de lo que sea. Sin juicio ni opinión. De lo que se trata es de no evitar o excluir algo. Es lo que es.

Por supuesto, es normal que desees que las cosas no se desmoronen. Eso está bien y es bastante comprensible. ¿Tal vez en ese deseo subyace un miedo? ¿El miedo de que eso suceda, de que las cosas se desmoronen? Que haya miedo también está bien.

El objetivo del ejercicio que propongo es explorar: ¿Cómo me relaciono con mi miedo? ¿Qué pasa si hago un movimiento? Tan solo observa lo que pasa.

El ejercicio es: Enfrenta el Miedo.

Pídale a una persona que se sitúe frente a ti, a 2 metros de distancia, quedando uno enfrente del otro. Esta persona, solo durante el ejercicio, representa tu miedo.

Si con 2 metros no os sentís cómodos, elige la distancia con la que te sientas bien. También puedes elegir un objeto para representar el miedo.

Sin mediar palabra, mira a los ojos al miedo. Sé consciente de lo que te sucede, de lo que pasa dentro de ti. Recuerda: todo está bien. Simplemente sé consciente de tu respiración, tus sentimientos, pensamientos y tu cuerpo.

Experimenta lo que sucede si das un pequeño paso para acercarte al miedo. ¿Tal vez lo que deseas es dar un paso hacia atrás? Eso también está bien. Recuerda: se trata sólo de explorar «Yo y mi miedo».

Cualquier movimiento que desees hacer, hazlo lentamente y siente lo que sucede.

Tal vez quieras acercarte mucho, tal vez quieras abrazar el miedo, tal vez quieras caminar más allá del miedo, tal vez quieras dar un paso atrás… ¿Quizás te des cuenta de que hay algo detrás del miedo?

Experimenta y sé consciente de los cambios que ocurren dentro de ti.

Para cerrar el ejercicio, agradece a la otra persona e intercambia lo que os ha sucedido a cada uno de vosotros.

El Miedo es un buen amigo. Él te cuida, se preocupa por ti, te advierte de cosas que podrían lastimarte. Pero el miedo no puede “conducir tu coche” Debes conducirlo tú y llevar el miedo contigo, en el asiento del copiloto. ¡Disfruta de una conducción segura!

Me hago cargo de lo mío, de lo que me pertenece. Aprecio lo que mi buen amigo intenta decirme, se lo agradezco y hago mi propia elección diciéndole a mi buen amigo que sus consejos son siempre bienvenidos, y trasladándole que siempre sopesaré lo que diga. Y que seré yo, y solo yo, quien tome las riendas (y me ponga al volante de mi vehículo).

Anton de Kroon, Bert Hellinger Instituut Nederland, 3th April 2020.