Inicio > Recursos > Mi pregunta desde casa > Nueva forma de organizarnos
Mi Pregunta desde Casa

¿Cuál puede ser la nueva forma de organizarnos? ¿Qué se está gestando?

Son variadas las formas en las que nos organizaremos, como variado es el mundo de las organizaciones, redes y comunidades. Las cadenas de producción industrial, la prestación de servicios intensivos en conocimiento (software, banca, ingeniería…) la producción agrícola o la artesanía difieren no sólo en sus resultados, sino también en su proceso y formas de organizar el trabajo. Seguirán siendo pues muy diversas las nuevas formas de organizarnos. También son variadas las formas de pensar de quienes tienen mayor poder de decisión e influencia en moldear las organizaciones: la jerarquía tradicional, la empresa ágil, la empresa liberada (Laloux, 2019) o la holocracia denotan visiones diversas que seguirán encontrando su curso. Por todo ello creo que los seres humanos seguiremos practicando el multilingüismo de las formas organizativas.

También existe un sentido evolutivo de la organización. Si el siglo XX dio luz a la organización jerárquica y burocratizada, basada en la especialización funcional, nuestro siglo es testigo de formas ágiles de trabajo en red, células de fabricación flexible incluso multilocalizadas, o cadenas logísticas gobernadas mediante sofisticados sistemas de información. Resulta paradójico no obstante que esta evolución trae asociada una brecha creciente de insatisfacción en las personas. Veo incrementarse la distancia entre la aspiración del individuo y lo que la organización es capaz de proporcionar en cuanto a las formas de organización. No veo crecer la felicidad de las personas en las organizaciones, aunque podamos entrever honrosas excepciones. Nuestras organizaciones están llenas de “artefactos” que las deshumanizan y burocratizan tras la excusa de lograr un rendimiento necesario (y nunca suficiente), que se acaban convirtiendo en obstáculos de la creatividad, la innovación, y hasta de la entrega de valor al cliente. Mientras no se vacíen las organizaciones de artefactos, será difícil que se renueven en profundidad.

Gestión de Equipos

En este orden de cosas, mencionaría cuatro ideas que creo relevantes cuando pienso en las nuevas formas de organizarnos que se están gestando tras la pandemia COVID-19:

  1. El valor de los equipos pequeños auto-organizados. Organizar la tarea diaria en equipos pequeños de personas (siete sería una cifra ideal) que se auto-organizan, que integran diversas funciones de forma que entregan valor al cliente y reciben feedback directo de éste será cada vez más habitual. A través de una comunicación ágil y frecuente, pueden planear el trabajo en ciclos o cajas de tiempo, y reflejar el trabajo en curso de manera visual (en paneles físicos o virtuales en la nube) y transparente a todos. La corresponsabilidad con los compañeros pesa más que la orden del jefe, y éste tendrá que desempeñar más una función de facilitador.
  2. Deleitar a los clientes. Frente a la tendencia a optimizar el proceso (hacer más con menos recursos y más rápido), el incremento y sofisticación de la tecnología hará más importante la presencia humana para identificar cómo crear más valor temprano que entregar al cliente. No se trata de trabajar más, sino crear más valor trabajando menos, con más inteligencia. Creo que ganará en importancia satisfacer al cliente frente a satisfacer al jefe. Este principio creo que se acabará imponiendo también en los más altos niveles, por encima de crear más valor para el accionista. La burocracia interna y el reporting propio de la organización burocrática perderán peso en el día a día.
  3. Funcionar en red. Con visión sistémica, interconectada, capaz de fluir con transparencia y sincronización de la entrega de valor al cliente. Basar la cooperación entre equipos en un diálogo constructivo. Con capacidad para atraer talento interno y externo, para reorientarse constantemente en función de metas y los sistemas más amplios en los que operan.
  4. Aprender continuamente. El ritmo de aprendizaje será más importante que otros indicadores de rendimiento, porque determinará todavía más la capacidad de usar nueva tecnología: uso de “groupware” en modo coedición y cocreación, rutinas de inteligencia artificial para procesar mejor grandes cantidades de información, interacción en red social. Aprender requiere asimilar nuevos contenidos y métodos, acomodarlos en nuestros modos de operar, y transformar nuestra conciencia del mundo. Encontrar los incentivos emocionales para ello, y socializarlos. Aprender en equipo es mucho más que trabajar en equipo, es elevar la calidad de nuestra forma de conversar, de escuchar… y conlleva fluidez en compartir, almacenar y acceder al conocimiento que vamos creando.

 

Y el aprendizaje significativo implica transformarnos, evolucionar hacia niveles de conciencia expandidos. Comprometernos con rutinas individuales y compartidas que favorezcan una conciencia más plena, con visiones éticas más amplias que la supervivencia, que integren la relación profunda con la naturaleza. Hacernos más responsables de nuestro legado en el momento presente.

Javier Ruiz