Competencias necesarias en este momento
Quizá para mí la pregunta sea cómo reforzar el liderazgo como un rol del sistema: ¿Qué necesita en este momento el equipo para ser liderado? ¿Qué necesita la organización? ¿Qué tipo de liderazgo requiere [la organización] en este momento? ¿Cómo quiero contribuir desde mi posición? Acompañando a estas preguntas y a las respuestas que podamos encontrar, destaco a continuación algunas competencias que ahora me parecen más necesarias:
- Autogestionarse como líder, en el sentido de ser consciente de los propios potenciales, fortalezas y recursos. Cuáles son más necesarios ahora, en cuáles me tengo que desarrollar en mayor medida. Del mismo modo, identificar las fortalezas del equipo y visualizar lo que ha sido capaz de hacer en circunstancias pasadas. La autogestión también supone manejar mis propias emociones, especialmente el miedo y la incertidumbre que a todas las personas nos afectan en este momento, en mayor o menor medida.
- En este sentido, ser consciente de la intención y del impacto que tengo como líder en el equipo y también generar esta consciencia en el equipo. Dado que nos movemos en relaciones de interdependencia, la acción de una persona, o la falta de acción, causan inevitablemente reacciones, aunque no queramos. En general, somos conscientes de nuestra intención, sin embargo, no solemos ser conscientes del impacto de nuestro comportamiento, de cómo se percibe. Por el contrario, las demás personas no son conscientes de nuestra intención, pero ven y juzgan nuestro comportamiento, que quizá cause un efecto no deseado. Podemos, entonces, estar atentos, atentas a nuestros impactos para poder ajustar los comportamientos y también explicitar nuestra intención positiva.
- Generar en el equipo seguridad psicológica, entendida ésta como un sentimiento de confianza interpersonal y de respeto mutuo a partir de los cuales sabemos que el equipo no va a avergonzar o rechazar a alguien por hablar, compartir ideas y propuestas, o cosas que nos asustan o no gustan. Tiene que ver con hacer espacio para que todas las personas puedan ser escuchadas, valorando todas las contribuciones, y con la capacidad para detectar cómo se sienten los demás, en función de sus tonos de voz, expresiones y otros gestos no verbales.
- Ver el liderazgo como un rol del sistema equipo que todos sus miembros pueden sostener. Podemos liderar poniéndonos al frente y también desde atrás, dependiendo de las circunstancias: empoderando al equipo, delegando tareas y responsabilidades, compartiendo la toma de decisiones, funcionando con un liderazgo más distribuido. A la vez que un o una líder permanece en su rol formal, ahora es más necesario trabajar con los equipos para crear una cultura de corresponsabilidad por lo que cocreamos juntos, juntas.
- Cambiar de enfoque para ver al sistema mayor, es decir, cambiar el foco de las necesidades individuales a las del equipo y de las de éste a las de otros departamentos o equipos, para enfocar a las necesidades de la organización. Ver también el rol de la organización en su entorno social. Es una manera de obtener una mayor claridad sobre la interdependencia de roles y funciones, aumentando nuestra valoración de todas las necesidades y contribuciones. Nos vemos como un todo al servicio de un propósito compartido.
- Invertir un tiempo necesario para crear alineamiento y compromiso con la acción, teniendo en cuenta que las necesidades de información varían en función de nuestros distintos caracteres. Una mayor transparencia con la información para reducir la incertidumbre, en la medida de lo posible, y dotar de sentido a las decisiones que se toman y a los objetivos que el equipo tiene que alcanzar. Algunas preguntas que pueden servir para recoger las distintas necesidades:
- ¿Qué tenemos que hacer?
- ¿Cómo lo vamos a hacer?
- ¿Por qué es necesario hacerlo?
- ¿Qué pasará si ahora no lo hacemos?
Para finalizar, me parece muy importante ser capaces de responder con rapidez a la situación que el coronavirus nos plantea como organización, y también parar para reflexionar profundamente, individual y colectivamente.
Responder de manera rápida con las medidas más urgentes a tomar: medidas de cuidado y protección de nuestra gente, medidas económicas, necesidades financieras, de cese o continuación de la actividad, teletrabajo, paso de nuestras interacciones a remoto, reorganización de la producción, turnos etc…
Una vez hecho esto, abrir conversaciones y escuchar a todas las partes de nuestro ecosistema (clientes, proveedores, asociaciones, personas de la organización…) para poder identificar necesidades emergentes u otras maneras de responder a las ya detectadas. Es un momento también para la reflexión, la creatividad y la innovación que nos permite construir nuestro futuro y salir de esta situación con más recursos y con nuevas perspectivas. Y, a veces, también necesitamos parar y dejar de hacer, respirar y estar atentos, atentas al activismo ineficaz que surge de nuestro propio miedo y ansiedad y, de paso, dejar respirar al sistema.
Maru Sarasola