Todo partió de una convicción: las personas licenciadas en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Deusto, tenían que ser fuertes en conocimientos, claro que sí, pero también teníamos que poner el foco en que desarrollaran habilidades y competencias. Nuestra decana por aquel entonces fue una visionaria de lo que luego sería Bolonia. Por ello, con más intuición que conocimiento en Mayo de 1998 teníamos un plan para que los estudiantes tuvieran una formación más completa, humana, personalizada e integral y que al mismo tiempo aumentaran su nivel de autonomía y autoestima, para poder ser agentes activos en su proceso de aprendizaje.
Y decidimos aprender caminando.
Los estudiantes comenzaron sus seminarios de comunicación oral, de trabajo en equipo, de creatividad… gracias a la colaboración de profesionales que como nosotros creían firmemente en el desarrollo de las personas y en introducir nuevas metodologías tipo workshop, talleres experienciales, grabaciones, role plays, etc.
Muchas cosas han cambiado en estos 16 años de programa de desarrollo de capacidades directivas. Relato algunas de ellas.
Comenzamos organizando las actividades dentro del aula…. para luego salir en barco, hacer magia en el salón de actos, escribir entre todos un libro de cuentos, o visitar museos.
Empezamos dando muchas fotocopias en buenas carpetas…. para llegar a la conclusión de que el mejor regalo para el aprendizaje es “un cuaderno en blanco”.
Iniciamos el camino con seminarios de habilidades, medición de capacidades… para con el paso de los años, resumir el programa en algunas preguntas claves… ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿A dónde quieres ir? ¿Cuál es tu lugar en el mundo y cuál quieres que sea?
Empezamos con aulas llenas de mesas clavadas… para darnos cuenta de que el aula es un espacio privilegiado donde el protagonismo lo ha de tener quien aprende; las filas de mesas entorpecen más de lo que aportan; y eran útiles los pufs, cojines, post-it y rollos de papel.
Y como un hijo del programa de habilidades directivas, surgió el programa de coaching. Juan Carlos Cubeiro nos ayudó al dar los primeros pasos y enseguida el bebé echó a andar por sí mismo. Comenzamos con un grupo de 42 coachs formado por “exalumni” de La Comercial con ilusión por aportar su granito de arena. Con el paso de los años hemos llegado a tener una red de más de 70 personas a las que llamamos “amigos del programa” de distintas procedencias, estudios y trayectorias… unidos a nosotros por lazos difíciles de describir impregnados de un genuino deseo de contribuir al desarrollo propio y de otras personas.
Han pasado por el programa decenas de estudiantes… primero queriendo que les contáramos qué hacer con sus vidas y a qué dedicarse…. y después agradecidos porque hubiésemos creado un espacio para pensar y decidir por sí mismos.
Y nos fuimos quitando miedos y alcanzando logros disfrutando con el programa de coaching: organizamos un monólogo con actores de ETB; hemos celebrado cinco talleres de clown con el inigualable maestro Nestor Muzo; hemos disfrutado juntos de las películas: “start-up” y “salir del armario”; tenemos dos libros de cuentos editados; invitamos a un entrenador de futbol como Iñigo Juaristi; tuvimos a un mago haciendo magia y a un aventurero que ha recorrido en bici siete desiertos; invitamos a Iago Santalla que nos dio una lección de vida desde su silla de ruedas; y a un titiripeuta compartiendo su experiencia de años ayudando en hospitales a otras personas.
Todo ello nos ha permitido llegar hasta aquí. A lo que hoy somos y hoy soñamos, convencidos de que la vida es como un tapiz. Unas veces te ves tejiendo la cabeza de un caballo, otras una pata; quizás en algún momento la mano del jinete; puede que el destello de una estrella… o la nieve de una montaña lejana… Y tejemos cada vez que tomamos una decisión (o que la arrinconamos); cada vez que optamos por un camino (o nos quedamos parados en la encrucijada); cada vez que escogemos quedarnos enganchados en la queja o en la resignación… (en lugar de caminar hacia la aceptación).
En estos años hemos aprendido (coachs, estudiantes, colaboradores, formadores…) que sólo cuando das la vuelta al tapiz, y observas con serenidad las puntadas y los nudos… sólo entonces… llegas a comprender las verdaderas conexiones.
Gracias, Almudena (y equipo), por dejarme participar en esta experiencia tan humana y apasionante.
Es una gozada acompañar un trocito del camino a gente joven que se busca, que sueña con su futuro, que siente el vértigo de la incertidumbre, que cree saberlo casi todo…
Sentir como resuena en mí mismo cada una de las cuestiones planteadas… y mientras creo un espacio protegido de escucha, me autoescucho… Y mientras hago de espejo para el otro capturo alguna de mis sombras… y mientras le animo a que se cuestione a sí mismo me autocuestiono… Y mientras le animo a que sueñe, conecto con mis sueños dormidos… Y mientras le acompaño a que busque dentro las respuestas a sus preguntas, indago en las mias…
Y en ese baile cada uno aprendemos lo que nos toca en ese momento, lo que nos conviene… incluso la frustración cuando las cosas no salen como hubiéramos querido. ¡Y es que a veces lo mejor que nos puede pasar es que todo salga al revés, para ver que de todos los órdenes se extraen aprendizajes!
También aprovecho para agradecer las sesiones que habéis organizado para coaches. Siempre flota en ellas una energía muy potente. La ilusión y el cariño que ponéis en su organización transforma esos actos en espacios con mucha vida.
Mila esker por ayudarnos a comprender que bajo el tapiz de la vida se esconden las conexiones que nos permiten contribuir a que todo tenga más sentido
¡A por la siguiente decada!
Gracias Borja, gracias Laura. Vuestros mensajes nos ayudan a seguir creando, inventando y conspirando… Son más de diez años en los que hemos recibido mucho cariño, ideas, apoyo e ilusión. ¡¡A por otros 10!!! 😉
Felicidades por el post Almudena! Me ha encantado. Me siento una afortunada por todo lo que he vivido y aprendido en la universidad estos casi 6 años (parece que no me bastó con la carrera… 🙂
El programa de coaching fue una experiencia maravillosa para mí, en mi caso no solo conocí a un gran profesional, sino que gané un amigo. Gracias por vuestro esfuerzo y creatividad, sin duda nos ayuda a crecer y a desarrollarnos como personas y futuros profesionales.
Gracias una vez más y nos vemos pronto!
Un abrazo