Si estás leyendo este artículo, es porque estás vivo
Tal vez también estarás de acuerdo en que a veces nos sentimos vivos y otras veces como en automático, pesados, con menos vida, menos ganas. ¿Es así para ti? ¡Bienvenido al mundo de los seres humanos!
El tema que quiero traer es que es importante estar consciente de ambas condiciones y movernos hacia el cuerpo que nos da poder, capacidad para vivir con plenitud existencial, aceptando como legítima la vulnerabilidad propia de lo humano, la cual tiene también su poder. La vulnerabilidad, según Brené Brown, es el punto de partida de la alegría, de la creatividad, del amor, de la pertenencia.
Cuando hablo de cuerpo, no me refiero sólo al cuerpo estructural, que da poder físico y seguridad, sino también al cuerpo visceral, del cual deriva mayormente la vitalidad y el bienestar (Tolja y Speciani: Pensar con el Cuerpo). Ambos “cuerpos”, el estructural y el visceral, danzan para integrarse y abrirse a la vida, forman un sistema.
Estimular en nosotros un cuerpo vivo implica desarrollar nuestro cuerpo estructural; fortalecer nuestra espalda, para “respaldarnos”, nuestra columna para alineación y sostén, el músculos abdominales para darnos centro, escuchar nuestras tensiones y soltar lo que no hace falta tensar, observar nuestras posturas y movimientos. En lo visceral, respirar libre y profundamente, sentir nuestro corazón, emociones, estómago y otros órganos que nos dan señales importantes para guiarnos al bienestar y hacia la vida en movimiento, con su distintos retos, desafíos y oportunidades.
Un cuerpo vivo es un cuerpo que siente, vibra, respira, fluye, percibe, tiene consciencia, se escucha a sí mismo, responde a sus necesidades, se expresa, se autorregula, es capaz de conectar con sus emociones y sus instintos, con el placer y el dolor. Camina, se mueve, mira, se flexibiliza, alcanza lo que quiere en sintonía con lo que siente. Tiene capacidad para discernir cuándo es tiempo de luchar o de descansar, de reír o de llorar .
No se somete al servicio del Ego, a torturas plásticas y artificiales para agradar y llenar vacíos existenciales. Un cuerpo vivo integra al Ego para que responda a sus necesidades, deseos legítimos y vitales. Es el canal principal de conexión con todo nuestro ser y con el mundo, es relacional y sistémico. Tu manera de hacer esa conexión define la vida que vives, define la vida dentro de ti.
Nacemos plenamente vivos, con capacidad para integrarnos al mundo, biológica y psicológicamente. Ambos aspectos son cuerpo.
Es muy importante estar en contacto con el sustrato corporal, si no, cualquier pensamiento puede perder contacto directo con la realidad, imaginar lo que no existe y llegar a la locura en la máxima expresión de la desvinculación del cuerpo.
Te invito a rescatar y fortalecer esa capacidad que viene de tu cuerpo integral, de tu cuerpo vivo, reconocerlo, legitimarlo, escucharlo e integrarlo, para vivir la vida que quieres vivir, una vida en relación y creativa. Aprender a salir del automatismo y enriquecer tus posibilidades de vida plena, a través de él, tu cuerpo vivo.
0 comentarios