A veces cuando hablamos de sistemas, las personas que los integran se vuelven invisibles.
Pero si miramos al sistema como un conjunto de acciones visibles de esas personas invisibles, podemos centrarnos en el poder de cada integrante para reaccionar diferente ante un estímulo (que llegará del resto del sistema).
Sabemos que los sistemas por sí solos no hacen nada. Necesitan personas, actores. Y estos actores, dolidos a veces y con conflictos interiores que se terminan reflejando en el exterior, son los que actúan.
Las crisis que nos ha tocado vivir nos lo muestra con claridad: las personas siguen teniendo la necesidad de trabajar como parte de su vida. Trabajar en empresas que han estado o están aún en crisis; con compañeros que también pasaron situaciones difíciles, con jefes o líderes que tienen que lidiar con las tensiones de su rol. Todos estos ingredientes conforman los sistemas.
Por eso considero que contar con herramientas que nos vuelvan a conectar con recursos es fundamental en estos momentos para construir la resiliencia necesaria, como equipo y como organización.
Ver lo humano del ser humano, a través de abstracciones centradas en solución, nos brinda la libertad de poder elegir diferente entre lo que nos sucede y nuestras reacciones, sin entrar en juicios directos o contenidos que nos enredan.
Avanzar un paso hacia la solución
El punto de partida de esta propuesta de Constelaciones Estructurales no es encontrar una solución, sino avanzar un paso hacia ella.
Se trata de construir puentes hacia los medios necesarios para lidiar con las situaciones evitando que surjan las deficiencias. Porque al final, como decía, los sistemas están constituidos por personas que quieren y necesitan, por ejemplo, ser escuchadas, tenidas en cuenta, reconocidas.
Pongamos un ejemplo:
Si en mi equipo tengo un desafío planteado eso puede generar un tema difícil a gestionar: generar partes encontradas, necesidades diferentes, posiciones diferentes. Lo normal, digamos, ante una situación de cambio en un sistema.
Entonces, tal vez pueda ver este tema a través de un esquema que nos muestra que existe una posición A en la que estamos ahora, y otra B a la que queremos ir (una meta a lograr, un estado tras el cambio, etc.)
Si miramos a través de este esquema sabemos que, además de estas dos posiciones, podemos trabajar para construir un lugar de AMBAS (A y B). De esa manera, por ejemplo, las dos posiciones son tenidas en cuenta con sus necesidades, las necesidades actuales y las necesidades futuras.
Esta manera de abordar el desafío en mi equipo es a través del Tetralema.
También podría ver que alguna parte defiende su lugar de una manera exagerada y que, por lo tanto, debemos volver a un estado de riqueza (no exagerado) para que las acciones puedan ser diferentes.
Aquí aplicaríamos el Cuadrado de Valores.
O tal vez puedo pensar en ese desafío como un objetivo, e identificar obstáculos que me impiden lograrlo; y trabajar en ver qué recursos puedo poner en acción para sortear esos obstáculos.
En este caso el esquema que aplico es la Constelación del problema.
También puedo ver si para lograr ese desafío tengo mayor cantidad de recursos intelectuales, relacionales o del accionar. O si alguno de estos tipos de recursos me estaría faltando.
El Triángulo de Polaridades me ayuda en esta ocasión.
Y, por último, tampoco voy a olvidar que este desafío se puede parecer a uno anterior que tal vez no fue tan exitoso porque ese contexto anterior podría estar superponiéndose al actual. O al revés, si fue entonces exitoso me puede ayudar a extraer recursos de esa vez para aplicarlos hoy.
Aquí vemos la Superposición de Contextos.
Estas 5 formas de ver un mismo tema no tienen en cuenta el contenido (el problema en sí). Solo miran las dinámicas relacionales de los elementos comprendidos en los temas para tender puentes hacia los recursos que generen acciones diferentes en los integrantes del sistema.
Las constelaciones Estructurales nos permiten construir ese puente para volver al mundo de los recursos.
*Imagen: Pixabay
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