La tarde noche del pasado 27 de Septiembre poníamos fin en Madrid al programa “Liderar el cambio desde la presencia” de .
Participamos 30 personas y ha sido realmente impactante percibir cómo, diariamente, tras unos minutos de ‘danza’ personal (la danza de los 20 minutos) estábamos todos preparados para ‘danzar’ en sociedad (la danza de la aldea) y de ahí al resto de técnicas que Arawana utiliza para mostrar su “El teatro de presencia social”; la danza del campo, el dueto conversacional, la danza del bloqueo, la de las semillas y…finalmente “el método de las 4 dimensiones”.
En esta ocasión Daniel Ludevig la acompañaba en calidad de asistente. Su presencia enriqueció y ayudó a ‘poner tierra’ y sistematizar aprendizajes.
Algunas pinceladas de lo que allí escuchamos a la espera de la aportación de algún participante:
Presencia es ser consciente de mi cuerpo en este contexto y ahora, es decir, para conseguir ese punto de presencia, nos decía Arawana, hay que desarrollar más curiosidad sobre el cuerpo propio ‘forma’ , el entorno social ‘social body’ y la Madre Tierra.
Reconocimiento de todo nuestro cuerpo, no sólo de nuestro frente “Feel your back! And…Stay home!!” insistía. De ello y de ese entrenamiento en reconocer nuestro entorno, aprenderemos a descansar y a soltar; “Algunas cosas ocurren cuando tú sueltas”, comentaba.
El ‘MA’ como ese momento de presencing entre el conocimiento de nuestro sistema y nuestra reacción ante él. Nos invitaba a extender ese tiempo antes de la acción.
Cultivar ese espacio compartido de confianza incondicional; porque de cómo escuchamos, de cómo aplicamos Mindfulness (que ella define como una capacidad, en términos de desarrollo, para hacer cambios) dependerá nuestra escucha del entorno. Debemos tener en cuenta parámetros como ‘nivel, distancia y orientación’ en esa escucha corporal del entorno ya que es así como se posibilita, la consciencia de grupo.
El programa finalizó con la creación de una escultura grupal. Cada uno de los grupos de trabajo pusimos forma al momento; personal y coral.
¡Bonito y corporalizado aprendizaje el vivido!
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