¿Qué tal tu viaje? Es una de las preguntas que en estos días de septiembre nos cruzamos…
…Y en pocos instantes, entusiasmados, revisitamos recorridos y recordamos placeres.
Contagiado de esa sensación, ahora ya rehidratado con mar y perezas, escribo este “postvacacional” evocando el Curso de Coaching de Equipos que terminamos a fines de Junio.
Elijo tres pinceladas sin conceptos ni detalles. Sólo huellas que siguen en mi arena ajenas a las mareas.
1. ¿Protagonistas o asistentes?
Hemos recibido tanta educación convencional que habíamos olvidado nuestra mejor formación: Que fuimos niños probando, experimentado y jugando. Este curso ha sido un espacio donde ejercitarlo. Si, ya sé que seguimos diciendo que aprendemos de nuestros errores… pero cuantas veces (¿al mes? ¿al año?) nos exponemos a practicar tan brillante frase.
Sólo aprendemos cuando algo nos atraviesa y desde ese momento nos habita y se hace nuestro. No nos deja poso repasar detallados contenidos, tampoco nos iluminan los programas uniformes. Por el contrario: generar conexiones, personales y de grupo. Conectar latidos. Engarzarlo con carencias y recursos. Eso lo convierte en luminoso.
2. ¿De interiores o exteriores?
Dicen que en la cultura japonesa subyace una lucha interna al separarse escrupulosamente el ámbito individual interior (honne), con aquel otro que se muestra en el comportamiento social exterior (tatemae).
¿Seguro que estas dobles fachadas es sólo cosa de japoneses?. Creo que como occidentales, (y no digamos ya bilbaínos) raros son los lugares públicos donde, en armonía natural, conviven ambas facetas. Sin que las distintas trayectorias, mochilas y deseos de los que nos rodean, condicionen la autenticidad. Donde no incomode no conocerse. Donde personal y profesional sean palabras que puedan declinarse juntas.
Así que fue una suerte poder compartir con este grupo un ”territorio abierto pastando en libertad”. Donde lo que fluye, se acepta. Lo que se escucha, lo que se expresa y … lo que no. Donde la diversidad es valiosa. Sin nada que temer ni precios que pagar. Donde ratificas cuán rentable es invertir en confianza y vulner-habilidad, y lo mucho que retribuye.
3. ¿Orgánico o lineal?
Solemos fingir que nuestra vida es como un camino. Narramos curriculums y etapas en línea cronológica. Nos expresamos con gráficas y dos dimensiones.
Reducidos a un GPS. Como si sólo dispusiéramos de 5 sentidos (y dos de ellos normalmente en off con poca cobertura).
Tal vez sea una forma de no abrumarnos ante (¡TODO!) lo que no podemos controlar, y de que así no nos de vértigo saber que en realidad orbitamos simultáneamente en múltiples dimensiones. Que percibimos más de lo que reconocemos. Que sentimos más de lo que podemos relatar. Que no es que vayamos de un sitio a otro, es que simplemente bailamos y tropezamos.
Conectar con la esencia de nuestra fragilidad, enternece. Sólo desde aquí somos capaces de acompañar a otras personas o equipos y ser acompañados.
Disfrutando de que la emoción y la pasión no sean simplemente invitadas, sino dueñas absolutas.
En fin… que recuerdo todo esto como estimulante e inspirador… claro que también puede ser que la fauna “coaching” me produzca falsos efectos euforizantes…
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