La última formación que ha tenido lugar en Emana ha vuelto a conectarme con una pregunta que hace unos años me interpeló con fuerza y cuya lección me ha costado algunos años más interiorizar. Anton de Kroon —gran maestro del enfoque sistémico aplicado al coaching y la consultoría— me ha recordado este pasado fin de semana la importancia de asegurarme de que en mi sistema profesional ocupo mi lugar y sólo mi lugar.
Quizá también te haya pasado a ti… A menudo pensamos, por ejemplo, que haciendo las tareas de otra persona que no cumple sus funciones “como debiera”, estamos prestando un buen servicio a nuestra organización. Dar salida a las tareas de un compañero o compañera y felicitarte en silencio por tu buena disposición… Un clásico.
La mirada sistémica nos recuerda, sin embargo, que cuando ocupas el lugar de otra persona, además de generar desorden y de a la larga, sentir una profunda insatisfacción, desocupas tu propio lugar, con todo lo que ello conlleva.
Esta reflexión podría parecer de Perogrullo, lo comprendo. Sin embargo, ¿no coincides en que en la práctica no es tan habitual encontrar equipos y organizaciones ordenadas? Esto es, organizaciones en las que cada cual conoce y ocupa su lugar. En las que no es posible encontrar a una persona de perfil técnico ocupando “la silla” del líder o a un líder haciendo labores técnicas sin ejercer su liderazgo. A veces incluso hay departamentos que ocupan lugares de otros departamentos…
Por eso, te animo a hacerte esta sencilla pregunta sobre tu sistema y escuchar qué te devuelve el viento: ¿Ocupas tu lugar?
Ilustración de Muxote Potolo bat
0 comentarios