Ayer me contaba mi cuñada que se había vacunado contra la gripe. Aunque una gripe en general es benigna, en su caso, podría ocasionarle complicaciones, ya que pertenece a uno de los grupos de riesgo identificados.
Esta conversación hizo que recordara el paralelismo entre un equipo de trabajo y un ser vivo. Y pensé, ¿qué vacuna u otras medidas preventivas podrían sernos de utilidad en los equipos de trabajo? ¿Qué termómetros tenemos para conocer si nuestro equipo tiene fiebre? ¿Cuáles son los síntomas? ¿Nuestro equipo formaría parte de un posible “grupo de riesgo”?
Existen indicadores que nos permiten evaluar el estado de un equipo. Medidores del grado de compromiso de las personas para con el equipo, tanto en las relaciones como en los resultados. Observa, por ejemplo, en tu equipo el grado de puntualidad, respeto de los plazos, capacidad de permanecer centrado (evitando el móvil o salidas inapropiadas en las reuniones). Observa el comportamiento de las personas en relación a la calidad de su presencia y energía. Nivel de proactividad (que no reactividad) para actuar de forma apropiada e inmediata con el fin de lograr los resultados marcados. Nivel de asertividad para exigir el cumplimiento del compromiso acordado…
El simple análisis de estos indicadores, te ofrece ya un buen diagnóstico y numerosos ejes de actuación y trabajo.
Además, ten en cuenta las distintas etapas del desarrollo de los equipos. Éstas pueden presentar situaciones o acontecimientos difíciles que, si no se atienden, pueden convertirnos en “equipos en riesgo”:
- Equipos en el momento de constitución, de cambios en la composición, o cuando termina su actividad.
- Equipos que no son capaces de encontrar una salida constructiva a los conflictos que existen, relaciones que no funcionan, problemas de ineficacia, integrantes desalineados con respecto a la tarea…
- Equipos en momentos de fusiones de empresas, en los que es necesario integrar culturas distintas y establecer complicidades al servicio de la nueva organización.
Pon mucha atención a los síntomas que percibas. Muestran que algo está desequilibrado y que el sistema se está esforzando en equilibrarlo. Entonces pregúntate, ¿para qué es este problema una buena solución? Agradece la señal, ya que así podrás descubrir cuál es la raíz y avanzar.
Cuando los síntomas duran demasiado, las causas son irreconocibles, la energía desaparece del sistema y los tratamientos habituales o “recetas caseras” no dan resultados. Entonces, acude con tu equipo al centro de salud más cercano. Tu equipo necesita una revisión.
Si te has reconocido entre uno de los grupos en riesgo, como en la campaña de vacunación antigripal, quiero recomendarte la oferta Emana para los próximos meses sobre dirección, fortalecimiento y coaching de equipos.
¡Que no te pille la gripe!
*Imagen de Pixabay
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