Estoy pensando este texto en voz alta mientras me pregunto cuál puede ser el mejor lugar para Emana a partir de ahora, cuál puede ser nuestra contribución para que equipos y empresas puedan reconstruirse. ¿Cómo puede Emana aportar a los sistemas que viven en este contexto?
Hace poco leía que el corto plazo ya no existe, que es cosa del pasado, de cuando había tiempo para pensar, diseñar, hacer y ajustar. Ahora llega lo que algunos llaman la “era del desconocimiento” donde parece que lo que creíamos impensable que sucediese ha sucedido y nos ha agitado hasta las entrañas. Y en este escenario tenemos que “pensar-diseñar-hacer” casi al mismo tiempo, mientras ajustamos lo que se desajusta. Entonces, ¿ahora cómo podemos hacer? Intencionadamente me pregunto cómo y no qué porque considero que ahí está la oportunidad que nos regala esta compleja situación.
Organizaciones y equipos “tocados, pero no hundidos”
Como en el juego de barcos, la Covid-19 ha dejado muchas de nuestras “naves” tocadas, pero no hundidas. Despidos, ERTEs, adaptación al teletrabajo… han puesto en evidencia una realidad que imaginábamos más bonita. Afrontamos dolor, estrés, conflictos, altos niveles de insatisfacción en estos procesos de adaptación y, ahora, toca cuidar equipos y cuidar organizaciones.
El lugar de Emana, tu lugar
“Cuando pase todo esto os voy a necesitar”. Leer mensajes como este me reafirma en el lugar que debemos, queremos y sabemos ocupar. Sentimos que tenemos un compromiso: acompañar en ese cuidado. Pero no es solo que lo sintamos, sino que, además, así nos lo están haciendo saber empresas, clientes y personas que están cerca de Emana.
La buena noticia es que tenemos recursos para hacerlo, ese cómo lo llevamos bien entrenado. De hecho, continuamos sosteniendo situaciones complejas, y lo hacemos desde el convencimiento de que la calidad de lo que hagamos hoy definirá el futuro de los equipos y las empresas… y de Emana. Este ha sido, es y será nuestro mejor lugar.
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