Hoy quiero compartir una herramienta que aprendí en el marco de las constelaciones organizacionales y que, personalmente, me ha ayudado mucho. Se trata de lo que llamamos la constelación de los dos mundos. En mi experiencia, esta herramienta ofrece una perspectiva que puede marcar una gran diferencia en nuestra forma de abordar las interacciones, especialmente cuando trabajamos con equipos o personas de distintos entornos. Así que, si te dedicas a liderar, gestionar equipos o apoyar a otras personas en sus procesos, te invito a seguir leyendo.
¿Qué es la constelación de los dos mundos?
Imagina que vas a tener una conversación difícil con alguien. No es lo mismo que esa conversación ocurra en tu oficina, en la suya, o en un lugar neutral. El entorno donde se desarrolla la conversación afecta profundamente el resultado y el tipo de intercambio que tendrá lugar.
Cuando escuché a Matthias Varga von Kibéd e Insa Sparrer hablar sobre «la constelación de los dos mundos», destacaban que el elemento que va primero es el que configura el «mundo» al que los otros elementos se incorporan. Es decir, dependiendo de quién establece primero el contexto, ya sea A o B, se crea un marco particular al que los demás elementos o personas entran.
Llevado a la práctica, esto significa que, cuando entras en una organización o trabajas con un equipo, es crucial ser consciente de qué mundo estás pisando. ¿Estás entrando en el mundo de otra persona, de otro equipo, de otra organización? Si es así, ¿qué lenguaje están utilizando? ¿Cuáles son sus prioridades, sus preocupaciones? Comprender que somos “B” entrando en el mundo de “A” nos permite adaptar nuestra forma de trabajar y conectar mejor.
Aplicación en el liderazgo y la consultoría
En nuestro trabajo diario como líderes, consultores o coaches, es común que lleguemos a equipos u organizaciones con nuestro propio “mapa mental”. Llegamos con nuestras experiencias previas, nuestras herramientas, y nuestra forma de entender el mundo. Pero ¿qué pasa cuando el equipo o la persona con la que trabajamos tiene un mapa completamente diferente?
Imagina que te han pedido facilitar un proceso de mejora dentro de un equipo. Tú llevas contigo tus conocimientos y tus herramientas, pero el equipo y sus miembros ya tienen su propia forma de hacer las cosas, sus propios códigos y maneras de ver el trabajo y la dinámica de equipo. Si no eres consciente de que estás entrando en su mundo (y no ellos en el tuyo), corres el riesgo de generar desconexión. A veces llegamos hablando un lenguaje que no se comprende, o proponiendo cambios que, desde su perspectiva, no tienen sentido porque no coinciden con su forma de ver las cosas.
A mí, el simple hecho de tener presente esta herramienta me ha permitido mejorar mi forma de trabajar y conectar mejor con los equipos. Siempre hago el ejercicio consciente de recordar que soy B llegando al mundo de A, y esto cambia todo. ¿Cómo lo cambia? Pues me obliga a prestar más atención, a ser más cuidadosa con las palabras que elijo, y a estar más atenta a las necesidades reales de las personas con las que estoy trabajando.
El poder de reconocer el “mundo” al que llegas
Cuando tomamos consciencia de que estamos entrando en el mundo de otra persona o equipo, se activa algo muy poderoso: el respeto profundo por su realidad. Reconocer el “mundo” al que llegas no significa que vayas a abandonar tus ideas o tus propuestas, sino que te abre la puerta a entender desde dónde está operando la otra parte. Y esto es clave para generar confianza y construir relaciones sólidas.
Este concepto es especialmente útil en las conversaciones difíciles o delicadas. Volviendo al ejemplo inicial, no es lo mismo abordar un tema complejo desde tu espacio, donde tienes control y familiaridad, que hacerlo en el espacio de la otra persona, donde tal vez te sientas menos cómoda, pero donde esa persona se sentirá más segura y dispuesta a abrirse. En lugar de imponer tu visión, te permites explorar cómo ellos ven las cosas y qué sienten. De esta forma, las soluciones o acuerdos que surjan serán mucho más sólidos y alineados con ambas perspectivas.
La importancia del lenguaje compartido
Otro aspecto fundamental de la constelación de los dos mundos es el lenguaje compartido. En cualquier interacción profesional, el lenguaje que utilizamos es clave. Como profesionales que trabajamos con personas, debemos asegurarnos de estar hablando en un lenguaje que los demás entiendan y compartan. A veces, quienes llegamos desde fuera —desde la consultoría, el coaching o la facilitación— traemos con nosotros términos y conceptos que, aunque a nosotros nos resultan familiares, pueden ser ajenos o confusos para el equipo o cliente.
Por eso, antes de adentrarnos en la tarea, es crucial que primero escuchemos y comprendamos su forma de comunicarse, sus palabras clave, sus metáforas. Solo así podremos alinearnos verdaderamente con ellos y hacer que nuestro mensaje sea claro y comprensible. En este sentido, la humildad y la escucha activa juegan un papel fundamental.
¿Cómo aplicar la constelación de los dos mundos?
Esta herramienta no solo es útil para coaches o consultores, sino también para líderes y responsables de equipos que quieren mejorar la dinámica de trabajo y la comunicación en sus organizaciones. ¿Cómo podemos aplicar este enfoque en el día a día?
- Consciencia del espacio: Antes de empezar cualquier interacción importante, ya sea una reunión, una negociación o una facilitación, pregúntate: ¿en qué “mundo” estoy entrando? ¿Quién está configurando el espacio? Esto te permitirá ajustar tu enfoque desde el principio.
- Escucha activa: Permítete observar y escuchar, escuchar y escuchar. Date tiempo para entender qué necesitan, qué les preocupa y cuál es su lenguaje. No asumas que ya lo sabes, aunque lleves años de experiencia en tu campo.
- Adapta tu lenguaje: Una vez hayas escuchado, adapta tu forma de comunicarte para que tu mensaje sea claro y efectivo. Evita tecnicismos o expresiones que puedan no ser comprendidas.
- Respeta su mundo: El respeto hacia la realidad de las personas o los equipos con los que trabajas es fundamental. No llegues imponiendo tus mapas mentales; en su lugar, construye junto con ellos un entendimiento compartido.
- Co-crea soluciones: Al tener presente la constelación de los dos mundos puedes co-crear soluciones que sean significativas y viables tanto para ti como para la persona o equipo con el que trabajas. Esto no solo mejorará los resultados, sino que fortalecerá la relación profesional.
El enfoque opuesto
La constelación de los dos mundos también puede aplicarse de forma inversa, permitiendo que A entre en tu mundo y adapte sus códigos a tu marco de referencia. Esto significa que tu enfoque, tus herramientas y tu lenguaje acogen al equipo o a la persona, relegando sus historias, patrones y enredos a un segundo plano. Este método resulta especialmente valioso cuando es necesario que tu perspectiva lidere la interacción, estableciendo un espacio en el que tu propuesta tenga mayor relevancia y peso.
Conclusión
La constelación de los dos mundos es una herramienta que, aunque parece sencilla, tiene un impacto profundo en nuestra manera de interactuar y trabajar con otras personas. Nos recuerda que, como profesionales, siempre estamos entrando en el «mundo» de otra persona o equipo, y que es nuestra responsabilidad hacerlo con respeto, consciencia y adaptabilidad. Y, en ciertas circunstancias, permitir que los demás entren en nuestro mundo puede ser clave para destacar nuestro enfoque y facilitar una conexión más significativa y eficaz.
Al integrar esta herramienta en nuestro día a día, no solo mejoramos la calidad de nuestras interacciones, sino que creamos un terreno fértil para que las personas y los equipos crezcan y avancen en conjunto.
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