Hablar de Gunthard Weber, como dice mi amigo Asier Gallastegi en su post, es “asomarte al origen del trabajo con constelaciones”. “Felicidad Dual” fue el primer libro de constelaciones que llegó a mis manos, lo cual creó en mi determinado “orden” y claridad expresada en ese libro. Cuando en el 2011 Guillermo Echegaray llega a Uruguay, traído por Foco Sistémico, aparece en el trabajo con organizaciones el nombre de Gunthard como el “padre”, desde ahí fue un nuevo descubrir…

Las Constelaciones Organizacionales como tales comenzaron en 1995 en Austria, cuando dos consultores de empresas invitaron a Bert Hellinger a hacer un trabajo en una empresa internacional. Hellinger le dijo a Gunthard Weber que se encargara del trabajo, por eso es que Gunthard es considerado el “padre” de las Constelaciones Organizacionales.

Al hacer algunas experiencias con organizaciones y empresas se quedó sorprendido con los resultados conseguidos, detectando en forma efectiva los bloqueos que se producen en la organización, y llegando a soluciones de forma rápida y práctica. Empezó a ver que al construir estas metáforas espaciales hacía que rápidamente se hicieran conscientes los tipos de relaciones que allí se estaban generando. Tomando gran importancia el factor de solución, con lo cual, decía él, hay que conectar. Él mismo se dibujaba una solución y todos los días antes de ir a su trabajo le miraba.

También pudo observar que eran diferentes los órdenes provenientes de las constelaciones familiares, los cuales se presentan como principios de vida que se desarrollan y que al mismo tiempo dejan límites establecidos. Siendo algunos de estos; el derecho a pertenecer, el liderazgo tiene prioridad, el logro y la innovación tienen que ser reconocidos, el reconocimiento de que las organizaciones tienen la tendencia a mantenerse, pero también poder aceptar su final. Desde estos principios se empezó a tener en cuenta desde otro lugar las experiencias de vida personales en la dinámica de sus familias de origen, los conflictos en las relaciones o patrones disfuncionales de comunicación entre los compañeros de trabajo o departamentos, las tareas y funciones que se ejecutan de manera adecuada o inadecuada, las estructuras disfuncionales, y también si ha habido cambios en el medio ambiente.

Para Gunthard, el enfoque constructivista sistémico y los enfoques fenomenológicos sistémicos resultan igualmente eficaces en consulta con las organizaciones, y han demostrado poder complementarse y potenciarse.

Su visión constructivista sistémica le proporciona un marco teórico. Y su gran trabajo con las Preguntas Circulares le permite llevarnos dentro del flujo de la conversación, para impulsar el siguiente paso de estimular cambios, en dosis precisas y en armonía con las respuestas verbales y no verbales del cliente. A la vez la apertura fenomenológica de la percepción, aumenta la capacidad de estar en el momento presente, y de percibir y ser sensible a las relaciones.

Al principio pudo ver como surgían problemas personales en las configuraciones que se realizaban, y se preguntaba ¿cómo se tratan? Y aquí es donde el facilitador debe saber cómo manejar los contextos, para poder ver cuál es el que da sentido a la dinámica que se está expresando. Nuestra vida privada y la vida de trabajo son dos ámbitos centrales de nuestra experiencia humana y es inevitable que se influyan mutuamente.

Se empezó a definir claramente el lugar del asesor como un simple facilitador que presenta enfoques, teniendo claro el “idioma” para entender las relaciones que se suceden dentro de las organizaciones, este asesor sólo hablará, no negociará, serán los clientes quienes negocien. Un facilitador debería reconocer lo que es con respeto y estima. Orientado hacia los recursos, enfocándose en las soluciones. Con una clara falta de intención y una moderación, que para Gunthard lleva a lo que define como: “El arte de la explicación apropiada, bien enfocada y condensada.”

En un trabajo con constelaciones los miembros del grupo también se enriquecen en varias ocasiones por las nuevas ideas e impulsos. Por eso para Gunthard las constelaciones pueden ser consideradas como un ritual de transición moderna.