Deleuze,G. 2002.:
“No aprendemos nada con aquél que nos dice: “haz como yo”. Nuestros únicos maestros son aquellos que nos dicen “haz junto conmigo”, y que, en lugar de proponernos gestos a reproducir, supieron emitir signos susceptibles de desarrollarse en lo heterogéneo.”
Leía las reflexiones del filósofo y se hizo nítida la imagen de Anton de Kroon abriendo espacios de aprendizaje en sus formaciones, se sumerge en ellos y nos invita con suavidad a explorar desde el respeto, el reconocimiento y la aceptación de absolutamente todo tal y como ES.
Su maleta de herramientas y ejercicios parece no tener fin. Es una fuente de recursos sistémico-fenomenológicos elaborados meticulosamente y a conciencia que facilitan un doble movimiento: el de abrir ampliando el foco y el de abarcar lo acontecido.
Anton de Kroon domina el difícil arte de la simplicidad. La sencillez de sus propuestas esconde una complejidad que va desplegándose a medida que el ejercicio va cobrando vida en la co-construcción de “aquello” que emerge.
Es perseverante, paciente y curioso. Extrae, destila y facilita la integración de la riqueza e inteligencias sistémicas de todo lo que cada ejercicio regala. Así mismo, percibo en mis facilitaciones nuevos matices en calidad y discernimiento gracias a la aplicabilidad y adecuación de su técnica y herramientas en el día a día de organizaciones, equipos y personas.
Con pautas claras, técnicas visuales, dibujos y metáforas, convierte la formación en un laboratorio donde además de adquirir conocimientos, ampliar conciencia y aumentar nuestro fondo de armario con herramientas variadas, una se impregna de su “estar siendo” sistémico-fenomenológico. Porque más allá de lo que dice, él ES.
Su presencia y sus maneras hablan de lo que está proponiendo, siendo sus palabras “verbum entis” más que “verbum mentis”. Sosteniendo un sorprendente equilibrio entre presencia y ausencia. De esta manera, su humildad, generosidad y coraje van impregnando la totalidad del espacio que abre.
Desde mi punto de vista, valores necesarios para fluir con los movimientos clave de su propuesta para abordar las situaciones a trabajar, a saber: auto observación constante, asentimiento de todo tal y como es y finalmente la inclusión, movimiento abarcador que posibilita un “ir más allá” sin intención de “ir más allá”.
Haciendo una estimación global de la formación «Intervenciones sistémicas para el desarrollo organizacional», además de la adquisición de conocimientos y herramientas prácticas, destacaría ese modelo de maestría del “haz junto conmigo” que nos acompañó a “saborear la experiencia” proporcionándonos mayores cotas de sabiduría, libertad y autenticidad.
Anton de Kroon es, definitivamente, una fuente de inspiración, un referente en el arte de ser en “si mismo” que ha imprimido matices de diferenciación en mi proceso de construcción personal y profesional en el mundo sistémico-fenomenológico.
Escrito por Marta Uxó
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