El trabajo en el espacio no es necesariamente equivalente a una aproximación sistémica, aunque es una confusión más común de lo que pensamos.
Las técnicas corporales y espaciales —en algún momento las hemos llamado “psicoactivas”—, tienen muchos orígenes y recorridos. Bioenergética, movimiento expresivo, esculturas familiares, psicodrama, teatro social de presencia, teatro del oprimido, constelaciones familiares, constelaciones organizacionales… Algunas de estas formas se han desarrollado en el terreno de los equipos y organizaciones y han tenido un propósito:
Comprender la complejidad de la realidad más allá de las palabras y de la simplificación que hacemos de eso que “vemos”.
Todas estas propuestas que traen al cuerpo al ejercicio de sentir y pensar tienen un potencial “sistémico” en la medida que complementan nuestra capacidad de analizar, frente a la de sintetizar, y nos permiten atender a los aspectos más relacionales, y no tanto a las partes y su interioridad.
Nos ayudan a conectar con el proceso, y no quedarnos en lo fijo o estático.
Así, cuando situamos, por ejemplo, dos figuras o dos personas una frente a la otra, es más difícil culpar a una de lo que vive la otra porque la relación puede verse más como un círculo y podemos salir de la fantasía de linealidad.
¿Significa esto que, cuando trabajamos en el espacio, estamos haciendo un trabajo “sistémico”?
No tiene por qué.
Realmente la confusión entre el atributo “sistémico” y el trabajo en el espacio —o el trabajo con constelaciones— es algo de hace muy poco tiempo y que para las personas que compartimos otras fuentes en relación a esta perspectiva (primera y segunda cibernética, Maturana, Varela, Luhman, Terapia Familiar Sistémica…) siempre nos ha parecido extraño.
No obstante, sabemos que esta confusión no es casual. Gunthard Weber decía hace unos años en el marco de un encuentro en México: “He contribuido a la confusión de la palabra “sistémica”. Traje el nombre de la psicoterapia sistémica al trabajo con constelaciones, era una venganza contra mis colegas que no querían hacer constelaciones. Muchas de las descripciones de Hellinger no son sistémicas.”
Cuando hablamos de un trabajo “sistémico” nos referimos a activar una perspectiva sistémica frente a la perspectiva analítica para comprender y trabajar en la realidad organizacional. En este texto comparto, entre otros materiales, un cuadro de los años setenta que diferencia el pensamiento sistémico del analítico.
En este sentido, el trabajo en el espacio o las constelaciones nos brinda la posibilidad de explorar la realidad desde un marco de comprensión más amplio, circular, de interdependencia, con el equilibrio entre las partes como metáfora clave.
En nuestras manos está el activar estas perspectivas de manera más consciente y abrirnos a esos marcos de comprensión mayores que nos alejen de explicaciones-atajo que son lineales y no universales. La apuesta por integrar en el trabajo en el espacio el construccionismo y la intersubjetividad me parecen fundamentales en la perspectiva sistémica.
Espero que esta reflexión sobre el trabajo en el espacio y el trabajo sistémico ayude a comprender mejor la distinción entre uno y otro.
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