¿Qué tal andas de fuerzas? ¿Llegas bien al verano?
Últimamente escucho a menudo a personas a mí alrededor que dicen que “no saben si llegarán al verano”, “que el curso ha sido duro”, “que la energía no da para más”. Y no es gente con una profesión específica o actividades profesionales similares, sino gente con un estilo de vida parecido: el que llevamos la mayoría.
En mi caso, éste has sido un año de intensa actividad profesional. Por fortuna, Emana va muy bien. Y aunque tengo ganas de vacaciones, (¡quién no!) llego en un estado razonablemente saludable, tanto física como mentalmente. Entre otras cosas, gracias al Mindfulness.
Esta práctica me devuelve con creces el tiempo que invierto. Desde que lo practico, puedo decir que el Mindfulness me permite:
- Mayor conexión entre mi cuerpo y mi mente. La información que ambos emiten no es inconexa, sino que se integra.
- Capacidad de detener las “rumiaciones”. Mi mente se agota menos y rinde mejor en lo que toque.
- Mejor regulación de mis emociones. Ya no me quedo enganchada con ninguna de ellas como solía de cuando en cuando.
- Capacidad de reconocer y disfrutar muchos momentos nutritivos en el día a día. Momentos que me llenan de energía y posibilitan que llegue a estas fechas con la batería en buen estado.
Por fortuna, cada vez somos más las personas que conocemos y practicamos el Mindfulness. Si no es tu caso, si no conoces el Mindfulness y llegas al verano con la sensación de que el próximo curso debes hacer algo para mejorar en calidad de vida, te animo fervientemente a que cuanto antes lo pruebes. Y si el impulso ya tenía forma en tu mente, una cosa menos en la cabeza: reserva tu plaza ahora.
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