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El valor de estar presentes para adaptarse mejor a momentos de cambio e incertidumbre

por | 19/01/2015

Emana - Espacio de formaciones para profesionales y empresas

Vivimos momentos de cambio, las soluciones de antes ya no valen, muchos profesionales están desorientados y el estrés están empezando a pasar factura. Aunque la crisis parece que ha pasado la situación dista mucho de ser fácil, los equipos están cansados, el mercado no despierta y la financiación sigue siendo insuficiente. Existen oportunidades pero no es fácil identificarlas desde el modelo antiguo, hay que cambiar la percepción de los negocios y apostar por un modelo más integrador del trabajo con el bienestar, con las personas y el planeta en su totalidad. Lo contrario nos lleva situaciones insaludables a nivel personal o colectivo.

Para adaptarnos a esta nueva realidad es necesario, en mi opinión, estar más presente, conectando mejor con la realidad, de forma directa, a pesar de todas las distracciones y tecnologías de la información que pueden llegar a distraernos de lo que es prioritario. Para ello es necesario desarrollar tres actitudes clave como son la Aceptación, la Concienciación y la Resiliencia.

Aceptación nos ayuda a desengancharnos del pasado para entrar en contacto con el presente. Suele ser duro, implica renunciar a algunas ilusiones y proyectos, para prepararse ante posibilidades nuevas e inciertas. Todo cambio implica soltar para poder acoger, la primera parte es la más difícil pero sin soltar lo viejo no se puede acoger lo nuevo.

La Conciencia es fundamental para estar presente y una forma de entrenarla es a través del Mindfulness, un tipo de atención con evidencias científicas muy interesantes. Los estudios nos dicen que este tipo de conciencia resulta muy beneficiosa en tres ámbitos como son: la salud personal, la calidad de la toma de decisiones y la conexión con otras personas.

El estrés es un síntoma de la crisis: la incertidumbre y la escasez crean una sensación de amenaza que nos llevan a vivir en estado de emergencia. Podemos afirmar que el estrés disminuye el aprendizaje ya que destruye terminaciones neuronales, facilita actitudes de agresividad y evitación, que nada ayudan al trabajo en equipo y, finalmente, afecta a la salud de las personas. Es verdad que un cierto grado de estrés puede ser beneficioso, para situaciones puntuales. Hay bastantes evidencias científicas que indican como una mayor presencia facilita la Resiliencia que es la capacidad de superar y reducir el estrés, ya que pone en marcha procesos de auto-regulación y adaptación efectivos.

Vivir con una actitud de mayor presencia, como la que desarrolla un entrenamiento en Mindfulness, requiere el coraje de estar ahí, abrirse y aceptar las incoherencias para poder superarlas. Este coraje, que esta basado en la conexión con la realidad es una actitud que inspira y facilita el liderazgo auténtico.

Como manejarse en la complejidad

Vivimos en un mundo que cambia a velocidad creciente y cuyo grado de interconexión va en aumento, originando niveles de complejidad que no son fácilmente manejables para la inteligencia individual, pero si se pueden manejar con una Inteligencia Colectiva. Este es un fenómeno interesante que merece una reflexión seria por parte de las organizaciones para trabajar de otra forma.

La intuición parece decir que si un grupo de personas tiene alto coeficiente intelectual y están muy motivados, colectivamente serán un buen equipo y por tanto más eficaces. Pues no es así, las investigaciones indican que los equipos más eficaces son los que tienen mayor Conciencia emocional y una comunicación más igualitaria, que además correlacionaba con los equipos que incluían más mujeres!.

Así como las mujeres parecen estar mejor capacitadas para la inteligencia emocional que los hombres, nosotros podemos superar este inconveniente entrenando auto-conciencia, que aporta inteligencia emocional, y desarrollando una comunicación más basada en el diálogo y menos en el debate.

El valor de la actitud

En mi opinión la Actitud (Ser y Estar) es ahora el factor crítico de la formación a nivel de alto directivo, pero las instituciones educativas siguen ancladas en el pasado, donde el conocimiento (Saber y Hacer), era el factor limitante. Así como el aprendizaje de los conocimientos es consciente, el aprendizaje de la actitud suele ser inconsciente, en gran medida mediado por la imitación. Por ello es fundamental adaptar los modelos formativos en este sentido y cuidar el ejemplo de aquellos que tienen una posición de más poder y autoridad en una organización, ya que están siendo un modelo para los jóvenes.

Creo que los momentos que vivimos requieren recuperar un actitud fundamentalmente humana como es la de estar presente para gestionar el cambio. Así podremos tomar Conciencia de forma profunda sobre lo que hacemos, como lo hacemos y cual es efecto que tiene nuestra actividad, a nivel personal, colectivo y global, para adaptarnos más rápidamente al futuro que ya esta aquí.

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