Hace unos días, hablando de los equipos y de su eficiencia en el marco del Programa de Coaching de Equipos, mencioné “la fantasía de mejora por amputación”. «¿Podrías explicar mejor qué hay detrás de esa idea?», me preguntaron. Aquí va la respuesta.
Cómo nace la idea
Recuerdo cuando escuché hablar por primera vez de la campana de Gauss como la gráfica resultante a las preguntas que realizamos a nuestros equipos.
Esta metáfora hace referencia, según Wikipedia, “a una de las distribuciones de probabilidad de variable continuaque con más frecuencia aparece en estadística y en la teoría de probabilidades”.
Solemos recurrir a la imagen para responder a la frecuencia con la que nos encontramos personas implicadas, motivadas, comprometidas… en los equipos o empresas.
Si nos preguntan, por ejemplo, cuántas personas están comprometidas en un equipo podemos responder evocando la metáfora de la campana:
- en el extremo izquierdo de la campana habrá un porcentaje mínimo que decimos que no está muy comprometida;
- en el extremo opuesto, a la derecha, otro porcentaje mínimo que tendrá un compromiso muy por encima de la media.
- Y en el centro, formando esa campana, tendremos a la inmensa mayoría con un nivel de compromiso medio.
¿Qué tiene que ver la campana de Gauss con “la fantasía de mejora por amputación”
Nuestra manera habitual de mirar a los equipos y organizaciones puede estar relacionada con esa imagen de la campana.
Y con esta idea en nuestra cabeza, podemos correr el riesgo de poner el foco en las personas del extremo derecho de la campana, más alineadas con nuestra idea de producción, más motivadas, etc. A veces, cargamos tanto peso en ese lugar que esas personas dejan de ser tan eficientes y apasionadas.
Un ejemplo lo encontramos en políticas salariales que —reconociendo mediante incentivos económicos ese plus que aportan algunas personas— acaban por desplazar la motivación intrínseca a extrínseca haciendo mermar la primera.
La fantasía de la amputación
En ocasiones, nuestro foco lo ponemos en el porcentaje mínimo que está menos comprometido, o menos motivado o menos alineado. La parte izquierda de la campana. E invertimos nuestras energías en activar, mover y cambiar a las personas más “desconectadas”.
Aquí corremos el riesgo de pensar en “amputar” esa parte de la campana menos eficiente.
¿Y qué sucede? Que& es una fantasía.
Con esta atención corremos el peligro de poner en marcha estructuras y dinámicas de control para que ese porcentaje mínimo mejore, actuamos sobre él para querer “eliminar” esa parte
Y esto puede tener varias consecuencias.
- Por un lado, nuestra energía y acción deja de estar orientada a los potenciales perdiendo oportunidades.
- Por otro lado, las estrategias de control suelen despertar respuestas de defensa y consolidación de identidades que no nos interesan reforzar.
Además, —siguiendo con la imagen de la gráfica—, quienes se encontraban en la parte izquierda de la curva desaparecen, otros se desplazan para ocupar su lugar. Es decir, quienes estaban en el centro se desplazan hacia la izquierda y, de nuevo, nos encontramos con la campana completa.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Volviendo a la curva con la que comenzamos este post, la invitación es a desplazar la gráfica entera a valores más altos.
Podemos mirar al equipo y la organización como un colectivo diverso que contribuye a un propósito compartido. Podemos mirar a todas las partes como necesarias y a la suma de relaciones como el pegamento que hace única nuestra propuesta.
Desde esa mirada sistémica, podemos seguir haciendo palanca en todos los potenciales de las personas independientemente del lugar en el que se encuentren en esa imagen de la campana.
Muy interesante !
En concreto entonces, en una organización, nunca se tendrá al 100 % de las personas comprometidas, hay que esperar un 25 a 30 % de ellos completamente comprometidas; es así la cosa?.
Gracias César por lanzar esta reflexión
En el texto pretendemos transmitir que a la pregunta sobre la mayor o menos presencia de una cualidad, como el compromiso, en un equipo, solo puede tener una respuesta diversa y con diferencia en relación a cada persona. Ves que no ponemos valores en la gráfica. En nuestra experiencia el grado de compromiso en muchas organizaciones es muy grande pero eso no nos libra de una comparación y una distribución como la que explicamos en el articulo: pocos miembros en los dos lados más polarizados, que a veces pueden ser incluso exagerados y poco sostenibles y un grupo más grueso con una realidad más intermedia. Por lo tanto y desde nuestra perspectiva, no se trata de centrarnos en los que más comprometidos están, o como tú dices «completamente comprometidos», o en los que menos sino tratar de llevar toda la gráfica a valores interesantes en relación al cuidado y la eficiencia. Confiamos en que esta idea te siga pareciendo significativa para seguir profundizando. ¿Cómo lo hacéis en vuestra organización en los equipos con los que trabajas? ¿Cómo desplazáis todos los valores hacia valores de mayor compromiso y eficiencia? Un saludo