Cómo crear sentido de cada paso que damos
Dicen que la organización podemos verla como una gran red de conversaciones. Yo añadiría un matiz, la red de conversaciones busca dar sentido a lo que se vive en la organización. Y, precisamente, en esa búsqueda de sentido, se crean las historias.
¿Podríamos decir, entonces, que la organización es una red de historias?
Sin duda.
La organización es una red de historias
La empresa es una red de historias. Sin embargo, esas historias no son “cuentos”, sino narrativas que buscan dar un sentido a las vivencias experimentadas día a día. Y este es el poder de las historias trasladado a los equipos, a los departamentos, a toda una empresa: la creación de narrativas que permiten dotar de sentido a los procesos que vivimos en nuestras empresas.
Cuando hablamos de cómo incorporar el storytelling a nuestras empresas no hablamos de cómo contar “historias”. Cuando conectamos el storytelling con el día a día de la organización hablamos de cómo dar sentido a esos eventos en los que la narrativa de la empresa debe tomar protagonismo.
Una narrativa clara para dar sentido a los eventos
Ojo, no digo que acabemos contando cuentos que enmascaren la realidad. No. Ese es un juego peligroso que nos puede pasar factura.
Digo
- Que ayudemos a las personas que lideran equipos, que promueven procesos de cambio, que sostienen situaciones difíciles y complejas, a utilizar la fuerza de la historia para construir un sentido (sense-making).
- Que activemos las conversaciones que se generan en torno a eventos importantes, hitos, en nuestra empresa, para construir un sentido compartido que nos permita entender mejor la complejidad del momento.
La construcción de sentido (sense making) ayuda a comprender los episodios que se viven en las organizaciones. Cada nueva persona que entra, lo hace en un momento concreto de la vida de la empresa. En ocasiones, se encuentra con situaciones que tiene que enfrentar fruto de alguna decisión pasada.
Esa persona puede tener, por ejemplo, el mandato de tener que llevar a la práctica una decisión que se ha tomado recientemente y que trae su razón de ser del pasado. ¿Es lo mismo para él o ella conocer el detalle sobre qué llevó a la empresa a tomar esa decisión, que no conocerlo? ¿Influye ese hecho en cómo llevará a la práctica esa decisión?
Por supuesto que sí.
Conocer la historia nos regala historias
En ocasiones, no hay tiempo suficiente para contar la historia de la empresa a las personas nuevas que se incorporan. Y, en esos casos, las historias pueden llegar en forma de historietas en los descansos del café o en otros momentos informales. Esos hilos viajan libres y pueden generar muchos enredos.
Aprovechar la entrada de una nueva persona que lidera el equipo puede ser una buena oportunidad para construir la historia de la organización y sus relatos:
- Cuándo se creó
- Qué pasó en ese momento
- Quiénes estuvieron
- Quiénes no
- Qué momentos fueron difíciles a lo largo de la historia
- Qué hitos han marcado un antes y un después
- Qué personas han dejado huella y por qué
Estas preguntas alimentan narrativas que ayudan a dar sentido a lo que hacemos en el día a día. Y, creerme, no es lo mismo saberlas que desconocerlas.
Porque la vida de la organización no comienza el día que una nueva persona se embarca en ella, sino mucho antes. Y los desafíos que nos encontramos en el día a día tienen anclaje en esos hitos, en esos relatos que se fueron construyendo en torno al café o a las máquinas, en esos personajes clave, en aquellos momentos difíciles.
Construir el relato desde la organización nos ayuda a avanzar creando sentido en cada paso que damos.
Aprovechemos el poder del storytelling para contar buenas historias y, por qué no, ¡dejemos de contar cuentos!
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