En los equipos la capacidad para relacionarse bien suele ser una habilidad clave para alcanzar buenos resultados. Esta idea ya la he desarrollado con anterioridad. En los equipos es importante atender la relación y la tarea. Pero, además, es importante entender que la relación está al servicio de la tarea, está al servicio del propósito.

¿Qué pasa si solamente nos fijamos en el propósito, en la tarea?

Cuando en el equipo la tarea está por delante de la relación tal vez dejemos de fijarnos en el grado de confianza que se genera en el mismo. Seguramente, se resentirá la capacidad que tiene un equipo para solucionar conflictos, o la cohesión del propio equipo y su enfoque hacia los resultados.

¿Pero qué pasa si nos fijamos solamente en la relación?

Probablemente, nos enredemos en la relación y nos pondremos a ver “qué me has hecho tú”, “qué te he hecho yo”, “quién me cae bien”, “quién me cae mal” …Y, de esta manera, el propósito se olvida y la tarea y los resultados del equipo se resienten.

La cuestión es que, en general, en los equipos no elegimos a la gente con la que vamos a trabajar, trabajamos con quien nos toca.

Y en ese sentido, cuando hablamos de la relación, lo que planteo es:

¿Cómo nos vamos a relacionar —sabiendo que no necesariamente nos conocemos y que no necesariamente nos caemos bien— para poder realizar mejor la tarea o el propósito del equipo y obtener los mejores resultados?

Entonces, hablo de una relación adecuada, y me refiero a una relación consciente; consciente en el sentido de que somos conscientes o percibimos lo qué está pasando en el equipo y lo que ese equipo necesita; y hablo también de relación intencional porque nos planteamos también cómo queremos responder ante esa necesidad.

Relación Adecuada = Relación Consciente + Relación Intencional

Es decir, planteo la construcción de una relación consciente e intencional por parte del equipo.

Este, sería también el trabajo de la persona, profesional del coaching, o de quien es líder: pensar cómo acompañar al equipo a construir esa relación. Ahora bien, ¿Cómo se hace eso? ¿Cómo se puede diseñar el clima de trabajo, la atmósfera que mejor favorece el trabajo conjunto?

Aquí os dejo algunas ideas a trabajar en y con equipos:

• IDENTIFICAR EL PROPÓSITO DEL EQUIPO: En primer lugar, sabiendo que el propósito manda, hay que tener muy claro y poner en el centro cuál es el propósito del e
• VER EL CLIMA QUE FAVORECE LA REALIZACIÓN DE ESE PROPÓSITO: Después, las personas que integran el equipo, pueden decidir qué clima de trabajo favorece la realización de esa tarea o ese propósito.
• SEÑALAR LOS COMPORTAMIENTOS NOS AYUDAN A GENERAR ESA ATMÓSFERA: A continuación, se puede concretar qué comportamientos alcanzan ese clima de trabajo, qué comportamientos van a generar esa atmósfera que mejor favorece la realización de la tarea…
• ACORDAR CÓMO SE VAN A APOYAR LOS MIEMBROS DEL EQUIPO PARA MANTENER EL ACUERDO SOBRE LA RELACIÓN: Una vez que esto está hecho, y que hay un acuerdo al respecto, se puede plantear al equipo cómo van a mantener o cómo se van apoyar para mantener el acuerdo sobre la relación que tienen que dar.
• REVISAR LOS ACUERDOS Y AJUSTARLOS, SI PROCEDE: Y evidentemente, también en función de la experiencia, estos acuerdos pueden variar para que sean funcionales, para la realización de la tarea. Así que, un último punto es revisar esos acuerdos y ajustarlos, cuando así proceda.

Espero que está reflexión os haya hecho ser más conscientes del interés que tiene trabajar la relación en un equipo, pero nunca os olvidéis que la relación está al servicio de la tarea.

No tiene ningún sentido trabajar la relación per se en un equipo; siempre tiene que estar enfocada al propósito.

Y ahora os planteo un reto: ¿Seríais capaces de diseñar una relación en vuestro equipo de trabajo?

*Foto de Pixabay