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12 recetas para pensar sistémicamente

por | 23/11/2021

Emana - Espacio de formaciones para profesionales y empresas

Hace pocos meses me pidieron que explicara la esencia del pensamiento sistémico en menos de una hora. Sabía que sería una misión imposible, pero no me di por vencido.

Tratando de aumentar la probabilidad de ser entendido, organicé mi discurso en torno a «12 recetas sistémicas para pensar sistémicamente». Doce, porque me parecía un número realista dado el tiempo disponible. En realidad, podrían haber sido muchos más.

Las recetas propuestas pueden funcionar como las recetas de un libro de cocina, las pruebas, las modificas, evalúas el resultado y si quedas satisfecho, se las pasas a los amigos. Estas recetas son parte del artículo completo en el que relato la esencia del pensamiento sistémico.

Si trabajas como coach o eres profesional de la consultoría estas 12 recetas ampliarán tu mirada hacia los equipos y empresas que acompañas. Y si tienes experiencia sobre el tema y buscas algún estímulo nuevo, el artículo completo que puedes descargarte en ese enlace te puede resultar interesante.

Si aún no has tenido la oportunidad de profundizar en el pensamiento sistémico, con este artículo obtendrás una visión general suficientemente clara del mismo.

Descárgate el artículo completo sobre el pensamiento sistémico para entender mejor las 12 recetas para pensar sistémicamente.

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1. Una visión dinámica del mundo

Pasa de una visión estática a una visión dinámica del mundo. Observa los procesos y no los resultados. Sustituye la pregunta «¿Qué?» por la pregunta «¿Cómo?»

En lugar de preguntar: «¿Qué es eso?» pregunta: «¿Cómo nace ese fenómeno?, ¿cómo se desarrolla?, ¿cómo se termina?»

Las respuestas serán más útiles para guiar el comportamiento en un mundo cambiante.

2. Cambiar la perspectiva de la observación

Si una persona afirma: «¡Esto es así!» pregúntate siempre desde qué perspectiva, con qué intención y con qué criterios de selección está observando el mundo.

Eventualmente sugiere mirar la situación desde una perspectiva diferente. La visión de la situación será más completa y rica en opciones.

3. Atención a las interacciones

Si la intención que tienes es dar una información útil para la persona a la que acompañas (por ejemplo, para comprender el grado de eficacia de un comportamiento), conviene que seas más más preciso, precisa.

Reiterando una posición de observador, observadora, ofrece una descripción de lo que se ha visto, especificando las interacciones y el contexto.

«He observado que en esa ocasión tuviste este comportamiento y que tu interlocutor reaccionó de esta manera».

4. Circularidad y patrones recurrentes

Se deben superar las explicaciones lineales y monocausales, preguntando qué procesos de interacción circular producen las regularidades en los comportamientos observados.

Intenta identificar patrones recurrentes de interacción entre los elementos del sistema y entre el sistema y el entorno. Al hacerlo, el abanico de soluciones posibles se amplía considerablemente.

5. Descripción de un fenómeno

Cuando describas una situación, recuerda distinguir claramente los fenómenos que observas de tu propia interpretación y de tus propios juicios.

Esto aumenta la probabilidad de que el mensaje sea escuchado, comprendido y aceptado.

6. Congruencia de los mapas mentales

Se sabe que el mapa no es el territorio. Pero no por eso debemos pensar que el mapa no es real. Por el contrario, es el mapa el que guía el comportamiento de la persona y sólo a través de los mapas interactuamos con el mundo.

Es interesante comprobar si los mapas que tenemos en la cabeza son congruentes con la estructura del mundo en el que actuamos y con las intenciones que perseguimos.

Conociendo los propios mapas mentales, la persona es capaz de actualizarlos para moverse con más confianza en situaciones difíciles.

7. Juicios sobre las personas

Si se está juzgando el comportamiento de una persona es importante tener en cuenta que cada persona hace lo único que puede hacer en esa situación según las estructuras de su sistema mental. Y según las evaluaciones de su mente, también es lo correcto.

Para ayudar a una persona a experimentar un comportamiento diferente es mejor invitarle a reflexionar sobre cómo narra la situación en la que se encuentra y a experimentar una forma diferente de coordinar emociones, pensamientos y acciones.

Entonces podrá desarrollar una nueva narrativa sobre lo que puede hacer y lo que es correcto hacer.

8. Sentido y significado

Sólo el receptor tiene el poder de determinar el significado y la importancia de un mensaje.

Quien quiera ser comprendido debe concentrarse en escuchar y establecer un proceso de resonancia para coordinar emociones, pensamientos y acciones.

9. Volatilidad de la comunicación

Todo lo que no se repite se olvida. Hay que tener en cuenta que una afirmación o petición sólo resuenan mientras se producen en el flujo de la comunicación.

Si quieres estar seguro, segura, de que un mensaje ha sido escuchado y comprendido, pide confirmación y/o repítelo. Si la repetición no consigue el resultado deseado, es conveniente cambiar las palabras, la metáfora o la historia para conseguir la atención de la otra persona y su confirmación de recepción.

10. La evolución

Si estás a cargo de la gestión confía en la evolución. Observa los cambios en el entorno y centra tu atención en la supervivencia de la organización a medida que coevoluciona con su entorno.

Aprovechar, promover, experimentar y evaluar nuevas ideas. Gestiona los mecanismos de absorción de la incertidumbre de tu organización buscando un equilibrio dinámico entre alerta y seguridad.

11. Críticas y resistencias

Observa los mecanismos de absorción de la inseguridad de su organización. Si son tan fuertes que suprimen los informes de las interacciones disfuncionales con el entorno, valora la resistencia y la crítica como una señal de contacto con la realidad.

De este modo, las voces críticas no se marginarán como elementos negativos, sino que se reconocerán como una contribución esencial para la supervivencia de la organización.

12. El liderazgo como reflexión

Considera el liderazgo como una función del sistema-organización y no como una competencia y acción de los líderes.

Si quieres promover el liderazgo en tu organización, establece momentos de reflexión sobre la conveniencia del codesarrollo entre el sistema y el entorno y asegúrate de que la reflexión vaya seguida de la acción.

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Hemos llegado al final de este recetario. Esperamos que te hayas quedado con ganas de más y que continúes con el artículo completo sobre el pensamiento sistémico que ha dado lugar a estas 12 recetas.

El pensamiento sistémico es una forma de describir los fenómenos de nuestro mundo. No es fácil (y quizá ni siquiera útil) sustituir siempre nuestro pensamiento mecánico habitual por el pensamiento sistémico. Pero estoy firmemente convencido (porque lo he vivido personalmente) de que nuestro trabajo como profesionales del coach, la consultoría y la gestión puede ser más útil para nuestros clientes y colaboradores si lo enfocamos de forma cada vez más sistémica.

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