Hablar del trabajo de Anton de Kroon (Holanda) para mí tiene un significado especial. Es de hecho, el formador internacional con el que más veces he trabajado.

Le conocí en México en el 2010 en un programa internacional de constelaciones organizacionales organizado por Katia del Rivero, y desde entonces, ofrezco formaciones en las que Anton, con gran maestría, muestra los elementos esenciales de su manera de hacer coaching y consultoría sistémica.

Creo que lo que más llama la atención de Anton de Kroon, es su mirada profundamente sistémica de la vida y de las organizaciones, y su enorme capacidad de guiarte con preguntas precisas a través de esa mirada… ¡Todo ello aderezado con un gran sentido del humor!

Para Anton los problemas son vistos como síntomas, logrando ver y entender que, en realidad, son soluciones a algo que no está funcionando bien. Así los problemas pasan a ser un ”regalo” para mirar nuestro sistema(personal o profesional). Desde ese lugar podemos comprender que hay maneras de funcionar que se expresan como síntomas y que, aunque han podido ser útiles en el pasado, quizás ya no lo sean por más tiempo. Creo que poder mirar desde este lugar, representa en sí mismo una gran posibilidad de cambio.

Su propuesta se articula muchas veces en torno a la pregunta… ¿para qué es una buena solución este problema? Yo la he incorporado en mi manera de mirar… y aunque muchas veces no encuentre la respuesta, el sólo hecho de preguntármelo, me pone en un lugar de distancia y posibilidad.

Anton estará en Chile de la mano de Emana del 1 al 3 de junio ofreciendo el taller; Intervenciones sistémicas para el desarrollo organizacional. Y en breve dispondremos de las fechas en las que en octubre nos visitará en Barcelona.

Su propuesta se dirige tanto a personas de la consultoría y el coaching como a líderes que quieren desarrollar competencias. Estoy convencida de que su propuesta enriquece de manera significativa la mirada y la calidad de nuestra intervención.

Hay un antes y un después de participar en una formación con Anton de Kroon ¡Yo no lo dudaría!