¿Habéis oído el “clic”? ¿No? Pues yo lo he oído muy fuerte, aquí en mi cabeza. Muy fuerte. ¿Seguro que no lo habéis oído?
Fueron las palabras de uno de los participantes en el taller con Georg Senoner el pasado día 6 de mayo, en ese momento cuando Georg le invitó a cambiar de posición en la constelación y le puso cara a cara con el elemento que le abrió los ojos.
Cuando recibí la invitación de EMANA al taller de Georg Senoner, me atrajo el hecho de que esta vez era una iniciativa dirigida principalmente a gente de empresa, personas que conocemos lo que las constelaciones pueden aportar pero que nos asusta ese toque esotérico que puede generar rechazo entre directivos más acostumbrados a lo terrenal.
Y sin duda fue un acierto aceptar la invitación aunque eso supusiera hacer un hueco en una agenda de por sí bastante apretada.
No conocía a Georg, pero me gustó mucho. Me gustó que entendiera que estábamos allí para que nos ayudara a tomar decisiones, a identificar que nos estábamos alejando de la estrategia de empresa con nuestras posturas, a aclarar los roles que desempeñamos en las organizaciones, a entender que a veces lo mejor para buscar la eficiencia es no hacer nada,…
Me encontré con un señor tranquilo, con un estilo pausado, con un ritmo que para los que vamos a mil puede resultar exasperante, pero no, porque lo que conseguía con esa calma era contagiarnos a nosotros, lo cual, se agradece.
De su manera de abordar nuestros “temas”, los profesionales, destacaría los siguientes puntos:
- El enfoque en la pregunta: el objetivo que el cliente persigue debe estar claro, con lo cual, hay que formular la pregunta que se quiere responder (y nunca es la que el cliente expone de entrada)
- La sutileza a la hora de proponer elementos que el cliente no alcanza a percibir. En la mayoría de los casos, elementos de concepto relacionados con lo que a la persona le falta, que al final resultan claves en la resolución del problema
- La paciencia para acompañar al cliente con su presencia mientras éste va colocando los elementos, respetándolo en todo momento, y explicando que para él ese es un momento muy importante
- La profunda comprensión de lo que es importante en la empresa, y de las dificultades que los directivos afrontan en su día a día, respetando la idiosincrasia de cada organización
- La prudencia de centrarse exclusivamente en un enfoque profesional, desviando con gran elegancia cuestiones no empresariales que enturbian el objetivo de la constelación
- La explicitación del siguiente paso: no permitió a ningún cliente “escaparse” sin que quedara claro qué acción o conversación debía acometer cuando volviera a la empresa
- La libertad para saltarse las supuestas reglas o principios sistémicos, priorizando la necesidad del cliente más que la ortodoxia de la metodología
- La humildad de Georg, en tanto en cuanto nos repitió varias veces que la ayuda que él nos podía prestar era mínima, que en realidad es uno mismo el que mejor se sabe ayudar
Si a todo esto añadimos que fuimos un grupo pequeño, que casi todos tuvimos la ocasión de constelar (algunos incluso dos veces), y que quien más quien menos nos llevamos un regalo en forma de “click”, no me queda otra que agradecer a EMANA que me hiciera llegar ese mail que anunciaba la presencia del maestro (me gusta esta palabra) Senoner en Bilbao.
Gracias Delane por tu post en base al trabajo de Senoner. A mí me encantó su libro y acá en Lima estamos esperando que llegue para setiembre. A mi también me queda claro que lo sencillo y limpoio que plantea el trabajo de las coinstelacioines esta mas al servicio del empresario o emprendedor que del entendimiento de las constelaciones por parte de este.
Gracias por el post nuevamente