¿Qué dos actitudes son un obstáculo para alcanzar un acuerdo? Enrocarse en la posición de cada uno o saltar de una posición a otra.

• Quienes toman la primera actitud, no son conscientes de que cualquier acuerdo requiere necesariamente el acercamiento y la combinación de diferentes posiciones.
• Quienes optan por la segunda, no reconocen el hecho de que un acuerdo debe basarse en posiciones de partida claras y definidas, de lo contrario todo sigue siendo vago e indeterminado.

Ambas son el resultado de la falta de confianza de las personas, en los demás y especialmente en sí mismas.

Son estrategias, en su mayoría inconscientes y automáticas, para reaccionar ante el miedo a abrumarnos.

Seguro que en más de una ocasión hemos vivido esta situación en una reunión.

Por un lado, hay un grupo que defiende una posición a ultranza y parece impermeable a los puntos de vista de los demás. Por otro, tenemos a personas que cambian de opinión, van de un nivel lógico a otro, y no se entiende realmente qué es lo que quieren.

En una situación de este tipo, si la reunión termina con éxito suele ser porque quien tiene autoridad propone una solución que es aceptada por la mayoría, aunque no sea compartida con convicción por todos.

¿Qué hay detrás de esta situación?

Cuando una dinámica como la que se describe aquí se manifiesta, esto no se debe tanto a la incompetencia o mala voluntad de las personas, como a los límites del lenguaje verbal y las técnicas de comunicación que normalmente se utilizan.

Sabemos que el lenguaje verbal se basa en conceptos, más o menos abstractos, cuyo sentido y significado siempre es determinado por el oyente, independientemente de las intenciones del orador. Esto es, a menudo, fuente de malentendidos.

También somos conscientes de que la práctica del debate libre conlleva el riesgo de que el discurso esté dominado por un pequeño número de personas que se rinde en una competencia por el poder.

Al final, por una razón u otra, el espacio para pensar juntos y explotar la inteligencia colectiva, especialmente la inteligencia tácita e intuitiva, es muy pequeño.

¿Qué podemos hacer para llegar a un mejor lugar?

Marvin Weisbord y Sandra Janoff nos dan una pista en el título del libro sobre gestión de las reuniones: “No te limites a hacer algo, mantente ahí”. Esta premisa es la que desarrollan los autores. Ellos explican que adoptar una postura clara es un requisito previo para un diálogo constructivo.

El método “Management Constellation” recoge literalmente esta recomendación de Weisbord y Janoff y la pone en práctica con resultados sorprendentes. Me gustaría compartir una experiencia reciente para mostrarlo con más claridad.

La toma de decisiones en el espacio

Los directores de una agrupación informal de empresas decidieron pasar medio día discutiendo sobre cómo tener más peso ante los representantes políticos que determinan el entorno normativo en el que operan sus empresas.

En una reunión de preparación surgieron dos preguntas principales:

1. “¿Queremos seguir siendo un grupo informal o queremos crear una entidad jurídica formalmente reconocida?”
2. “¿Queremos seguir tratando cuestiones operativas o elaborar propuestas estratégicas para su presentación a representantes políticos?”

Durante la reunión decidimos dibujar una matriz en el suelo con las dos coordenadas:

• informales formales
• operativas estratégico

Foto propia de la sesión

Los directores se pusieron de pie para buscar su postura en la matriz. Posicionados en el espacio, exponían su razonamiento en voz alta.

Una vez que encontraron la posición que percibían como «correcta» escribieron la esencia de su razonamiento en una hoja que colocaron como un indicador de posición en el punto elegido. De ese modo generaron un mapa, la cuadrícula dibujada en la matriz del suelo.

Mientras un director exploraba el mapa pensando en voz alta, los otros colegas lograron seguirlo y entenderlo mucho mejor porque, además de las palabras, percibían, como en el teatro, sus movimientos en la «escena».

La abstracción de las palabras se compensaba por la concreción del movimiento y esto les permitía empatizar con su historia.

Las personas acostumbradas a saltar de una posición a otra fueron invitadas a aterrizar en un lugar específico antes de pasar a otras perspectivas. Esto permitió explorar mejor el mapa hasta que encontrar una solución convincente.

La representación en el espacio ayuda a comprendernos

En este caso, quienes normalmente tenían tendencia a defender su idea hasta el extremo, percibieron su relatividad. La distancia o proximidad a las posiciones de los demás se hizo tangible y les pareció más natural acercarse a la posición de los demás dando unos pocos pasos. Mucho más natural que cambiando su sólida opinión.

Foto propia de la sesión

Con la representación de posiciones en el espacio, los directores pudieron conectar mejor entre sí, con el tema y posteriormente en la elaboración de propuestas concretas; fase que fue muy fácil.

Esta es la retroalimentación de los participantes:

«El espacio donde todos somos reconocidos fuertemente alimentó el sentido de pertenencia y tuvo un poco de efecto catártico… reforzó la identidad del grupo…. aspecto que a nivel emocional influyó en todo nuestro trabajo,… y también reforzó la sensación de cercanía a la meta y la posibilidad de que pudiéramos lograr un objetivo… también favoreció una relajación del estado de ánimo general y favoreció el juego…»

¿Por qué esta técnica es tan eficaz?

En el curso de la evolución de la mente humana, una de las principales funciones ha sido sin duda guiar los movimientos del hombre en el territorio. Por lo tanto, la dimensión espacial caracteriza fuertemente el pensamiento humano, especialmente en su parte implícita e inconsciente.

• El conocimiento se estructura en la mente en forma de mapas mentales que nos dicen qué caminos son transitables para alcanzar una meta.
• Cualquier acuerdo es el resultado de un proceso de exploración de diferentes ubicaciones, de acercamiento y de alejamiento.
• Este proceso está más impulsado por la intuición que por el pensamiento racional.

La mente simula continuamente las posibles evoluciones de una situación, las evalúa sobre la base de experiencias pasadas, y manifiesta la evaluación en forma de emociones.

Así que cuando uno de los directores se mueve dentro de la cuadrícula dibujada en el suelo, su intuición y sus sentimientos le dicen qué posición y qué camino es más prometedor para alcanzar los objetivos que pretende perseguir.

Posicionarte, tomar una posición, no sólo metafóricamente, sino físicamente en el espacio, colocándote en una cuadrícula dibujada en el suelo, activa mapas mentales y facilita el proceso, entre otros, de toma de decisiones, como hemos visto en este caso.

De este modo, ayudamos a tomar conciencia del conocimiento implícito y nos abrimos a la generación de conocimiento colectivo.

Foto inicial de Pixabay